(Voy a publicar este artículo en español e inglés porque, sinceramente, no creo que ni se molesten en traducirlo. Así está el patio.)
No suelo escribir artículos como este. Soy un jugador apasionado, paciente y generalmente optimista. Pero hay límites. Y hoy, tras reflexionar sobre los años que he invertido y el dinero que he gastado en Cities: Skylines, siento que debo expresar mi enfado, mi frustración y mi decepción con Colossal Order y Paradox Interactive.
Esto no es una crítica a Cities: Skylines, el juego que me ha hecho disfrutar incontables horas construyendo ciudades. Es una crítica al desdén con el que han tratado a los jugadores de consola, en especial a los de PS4 y PS5.
Empecemos por el principio.
Posiblemente Cities: Skylines sea el juego en el que más dinero he invertido. Compré el juego base y todos los DLC en PS4. Luego, cuando salió la versión de PS5 remasterizada y con algunas mejoras, lo volví a descargar y seguí adquiriendo todo lo nuevo que salía en ampliaciones. Incluso llegué a adquirir el juego para PC, pero mi ordenador no era lo suficientemente potente para ejecutarlo correctamente. Hablamos de cientos de euros gastados en un juego que adoro, pero del que nunca he podido disfrutar plenamente por limitaciones que no tienen justificación.
Cuando anunciaron Cities: Skylines II, decidí actualizar mi consola. Cambié la PS4 por la PS5 para estar listo para la nueva entrega. Pero, para mi sorpresa, anunciaron que la versión de PS5 se cancelaba. ¿Qué clase de burla es esta? Como jugador de consola, me siento como un cliente de segunda categoría. No es solo que no podré jugar C:S II en mi PS5, es que nunca pude disfrutar del primer Cities: Skylines en todo su esplendor debido a las absurdas restricciones impuestas por el equipo de desarrollo.
En PS5, los mods no están disponibles. Esto es comprensible por el entorno de desarrollo propio. Significa que muchas de las herramientas y opciones que los jugadores de PC consideran básicas son inaccesibles para nosotros. Pero es que apenas se implementaron mejoras que provenían de los mods en la versión vanilla. No podíamos (ni podemos, salvo en la versión remasterizada para PS5) crear assets (bueno, esto no) ni mapas (esto, ahora, sí).
Cada vez que quería construir algo específico, tenía que resignarme a las limitaciones de un juego que, en PC, es casi infinitamente personalizable. Y cuando digo infinitamente personalizable, no es una exageración. Es literal. Años de parches y actualizaciones y nunca hicieron un esfuerzo serio por mejorar esta experiencia para los jugadores de consola.
Cada actualización de Cities: Skylines para PS5 se siente hecha con desgana. Cuando lanzaban una ampliación para incluir una emisora de radio, ni siquiera se molestaban en añadir nuevos assets o edificios que complementaran la temática. No sé, un edificio de medios, como emisora de radio, televisión o periódico, con cada «radio» lanzada, habría estado genial. Pretenden que pagues 3,99 euros por una ampliación que le añade cuatro canciones libres de royalties de calidad mediocre. En serio, ¿qué cuesta incluir un par de assets o decoraciones para hacer estas expansiones más atractivas? Es evidente que no les interesa ofrecer valor; solo quieren que sigamos pagando por contenidos irrelevantes.
Y hablando de contenido, ¿cuánto hace que no añaden una mejora realmente significativa al juego base? Por ejemplo, una carretera de un solo espacio para calles estrechas o caminos de campo, algo tan básico, sigue ausente. Las conexiones a autopistas en vanilla son las mismas cuatro desde el día uno.
Si quieres una comisaría o una escuela nueva, tienes que comprar un DLC que probablemente apenas uses. Ni siquiera te permiten colocar props (esas pequeñas piezas como farolas, bancos o coches) libremente para decorar tus ciudades. Cuando un simple mod en PC lo permite.
De lo peor: no puedes cambiar cosas tan simples como el color del suelo para rellenar un espacio con asfalto o cemento, algo que es común en cualquier ciudad real. En PC, los mods solucionan todo esto. En consola, seguimos atrapados en un ciclo de mediocridad que solo puede atribuirse a la dejadez del equipo de desarrollo.
¡El colmo de los colmos es el sistema de edificios aleatorios!
¿Cómo es posible que en un juego que aspira a ser el simulador definitivo de construcción de ciudades no puedas sustituir un edificio por otro similar del mismo tipo y tamaño? Esto hace que crear barrios temáticos o bien organizados sea una pesadilla. Es un cambio tan básico que parece increíble que no lo hayan implementado. Pero no, aquí estamos, 8 años después, sigue igual.
Cities: Skylines es mucho más que un simple videojuego. Su impacto va más allá de las pantallas. Este simulador de construcción y gestión urbana ha sido utilizado por ingenieros de caminos y urbanistas para crear simulaciones y planificar proyectos (casi) reales.
Aunque es un juego de nicho, aquellos que se enganchan suelen invertir cientos de horas en él. Es una herramienta que fomenta la creatividad, el pensamiento racional y estético, que ayuda a comprender cómo funcionan las ciudades, desde la gestión del tráfico hasta la distribución de servicios. Pero, paradójicamente, quienes jugamos en consola no podemos aprovechar al máximo ese potencial debido a las limitaciones impuestas.
Para colmo, ahora que están centrados en Cities: Skylines II, han dejado de lado cualquier posibilidad de actualizar el juego original para PS5. Eso sí, siguen lanzando nuevos conjuntos de assets (las villas de montaña, por ejemplo) para exprimir hasta el último euro (5,99) de los usuarios de consola. Esto no es una simple estrategia de negocio; es una falta de respeto a la comunidad que les ha dado tanto.
Cities: Skylines es el juego que más me gusta. He pasado horas disfrutando de él, pero sus limitaciones absurdas y la evidente falta de cuidado por parte de sus creadores me molestan profundamente.
No hay ningún city builder que lo supere, incluso después de 9 años del lanzamiento de primer juego, en 2015. Esa longevidad y ese éxito deberían haber sido razones para mimar y cuidar el juego, no para explotarlo sin inversión ni mejoras reales.
Como cliente de Paradox y Colossal Order, me siento enfadado, molesto y decepcionado. No por el juego en sí, que es una obra maestra, sino por la productora, que parece haber descubierto una gallina de los huevos de oro a la que no quieren cuidar, solo exprimir. Da la impresión de que ni siquiera les gusta su propio juego, de que lo ven solo como una máquina de dinero que no merece su atención o esfuerzo. Es más, creo que ni siquiera juegan a su propio juego.
Y con Cities: Skylines II mucho me temo que la historia será exactamente la misma. Como jugador de PS5, ya he perdido la fe en ellos. Y por supuesto he perdido la esperanza de disfrutar del C:S II en la consola.
Me queda el amor por el juego, pero también una amarga sensación de que podría haber sido mucho más, si tan solo sus creadores lo hubieran querido.
I don’t usually write articles like this. I’m a passionate, patient, and generally optimistic gamer. But there are limits. And today, after reflecting on the years I’ve invested and the money I’ve spent on Cities: Skylines, I feel compelled to express my anger, frustration, and disappointment with Colossal Order and Paradox Interactive.
This isn’t a criticism of Cities: Skylines, the game that has brought me countless hours of joy building cities. It’s a criticism of the disregard they’ve shown console players, especially those on PS4 and PS5.
Let’s start at the beginning.
Cities: Skylines is probably the game I’ve invested the most money in. I bought the base game and all the DLCs on PS4. Then, when the remastered PS5 version with some improvements came out, I downloaded it again and continued purchasing all the new expansions. I even bought the game for PC, but my computer wasn’t powerful enough to run it properly. We’re talking about hundreds of euros spent on a game I adore but have never been able to fully enjoy due to unjustifiable limitations.
When Cities: Skylines II was announced, I decided to upgrade my console. I replaced my PS4 with a PS5 to be ready for the new release. But to my surprise, they announced that the PS5 version was canceled. What kind of joke is this? As a console player, I feel like a second-class customer. It’s not just that I won’t be able to play C:S II on my PS5; it’s that I never got to experience the first Cities: Skylines in all its glory due to the absurd restrictions imposed by the development team.
On PS5, mods are unavailable. This is understandable. It means many tools and features that PC players take for granted are inaccessible to us. But even so, they barely implemented any improvements from mods into the vanilla version. We couldn’t (and still can’t, aside from the remastered PS5 version) create assets (well, still no) or maps (finally, yes).
Every time I wanted to build something specific, I had to resign myself to the limitations of a game that, on PC, is almost infinitely customizable. And when I say infinitely customizable, it’s not an exaggeration. It’s literal. Years of patches and updates, and they never made a serious effort to improve the experience for console players.
Every Cities: Skylines update for PS5 feels like it was made half-heartedly. When they released an expansion to include a new radio station, they didn’t even bother to add new assets or buildings to complement the theme. For example, a media building like a radio station, TV studio, or newspaper office for each «radio» DLC would have been fantastic. Instead, they expect you to pay €3.99 for an expansion that adds four mediocre royalty-free songs. Seriously, how hard would it be to include a couple of assets or decorations to make these expansions more appealing? It’s clear they have no interest in providing value; they just want us to keep paying for irrelevant content.
And speaking of content, when was the last time they added a truly significant improvement to the base game? For instance, a one-tile-wide road for narrow streets or country paths—such a basic feature—is still missing. The vanilla highway connections are the same four since day one.
If you want a new police station or school, you must buy a DLC that you’ll probably barely use. You can’t even place props (those small objects like streetlights, benches, or cars) freely to decorate your cities—something a simple PC mod allows.
One of the worst things: you can’t change something as simple as the ground color to fill a space with asphalt or cement, a common feature in real cities. On PC, mods solve all this. On console, we’re stuck in a cycle of mediocrity that can only be attributed to the developers’ neglect.
The cherry on top? The random building system!
How is it possible that in a game aspiring to be the ultimate city-building simulator, you can’t replace one building with another of the same type and size? This makes creating themed or well-organized neighborhoods a nightmare. It’s such a basic change that it’s unbelievable it hasn’t been implemented. But no, here we are, eight years later, and it’s still the same.
Cities: Skylines is much more than just a video game. Its impact goes beyond the screen. This urban planning and management simulator has been used by civil engineers and urban planners to create simulations and (almost) real-life projects.
While it’s a niche game, those who get hooked often invest hundreds of hours into it. It’s a tool that fosters creativity, rational and aesthetic thinking, and helps players understand how cities work, from traffic management to service distribution. Yet, paradoxically, those of us who play on console can’t fully harness its potential due to imposed limitations.
To make matters worse, now that they’re focused on Cities: Skylines II, they’ve abandoned any chance of updating the original game for PS5. However, they still release new asset packs (like the Mountain Resorts, for instance) to squeeze every last penny (€5.99) out of console users. This isn’t just a business strategy; it’s a slap in the face to the community that has given them so much.
Cities: Skylines is my favorite game. I’ve spent countless hours enjoying it, but its absurd limitations and the developers’ evident lack of care deeply frustrate me.
There is no city builder that surpasses it, even nine years after the first game’s release in 2015. That longevity and success should have been reasons to nurture and improve the game, not exploit it without meaningful investment or upgrades.
As a customer of Paradox and Colossal Order, I feel angry, upset, and disappointed. Not with the game itself, which is a masterpiece, but with the publisher, which seems to have discovered a golden goose they don’t want to care for, just exploit. It feels like they don’t even like their own game, seeing it only as a money-making machine unworthy of their attention or effort. Honestly, I doubt they even play it themselves.
And with Cities: Skylines II, I fear history will repeat itself. As a PS5 player, I’ve already lost faith in them. And, of course, I’ve lost any hope of enjoying C:S II on my console.
I still love the game, but there’s a bitter feeling that it could’ve been so much more—if only its creators had wanted it to be.