¿Por qué un analista de datos debería saber de ciberseguridad?

Gracias por darme amor compartiendo en tu app favorita:

Si trabajas con datos, lo siento, pero es hora de salir de tu zona de confort. Es un hecho: como analistas o científicos de datos, vivimos rodeados de información sensible o confidencial.

Y sí, hay diferencia entre ambos conceptos, pero no te preocupes, ya llegaré a eso. El punto es que si no tienes idea de los principios básicos de ciberseguridad podrías estar jugando con fuego. Y créeme, las llamas de una filtración de datos no son precisamente cálidas y acogedoras.

Así que, amigo o amiga del big data, pon tu trasero sobre una cómoda silla porque tú y yo vamos a tener una conversación. Tenemos que hablar de lo que necesitas saber para no meter la pata hasta el fondo en cuestiones de seguridad.


Lo básico: ¿datos sensibles o confidenciales?

Primero, aclaremos qué tipo de datos estás manejando. ¿»Sensible» y «confidencial» suenan igual? Tal vez, pero no lo son.

  • Datos sensibles:
    Estos son los que pueden meterte en problemas si se divulgan. Imagina nombres, direcciones, números de teléfono o información médica. No te roban la cuenta bancaria, pero pueden hacer cosas como enviarte spam de clínicas estéticas solo porque tu historial médico menciona la palabra «implante».
  • Datos confidenciales:
    Aquí ya hablamos de cosas serias. Incluyen secretos comerciales, datos bancarios o de tarjetas de crédito, y cualquier información que, si cae en las manos equivocadas, podría provocar pérdidas económicas o legales. Básicamente, esto es lo que las empresas guardan como si fuera oro (y, en muchos casos, vale más que eso).

Los datos sensibles son un dolor de cabeza, pero los datos confidenciales son un desastre si los pierdes.


Principios básicos de ciberseguridad para analistas de datos

¿Y qué tiene que ver esto contigo? (¡Y conmigo!) Todo. Aunque no tú y yo no seamos expertos, ni expertas, en ciberseguridad, tienes que entender los principios básicos para evitar ser la razón por la que una organización salga en las noticias por una brecha de datos.

Es decir, que debes entender estos términos cuando el experto, o experta, de verdad, te los mencione o hable sobre ellos. Y comprender su alcance.

  1. Minimiza la superficie de ataque:
    ¿Sabes esas «cositas» que dejas configuradas por defecto porque, total, no pasa nada? Error. Cada configuración, aplicación o punto de acceso es una puerta que los atacantes pueden intentar abrir. Hazlo simple: reduce los puntos vulnerables.
  2. Aplica el principio de privilegio mínimo:
    Traducción: nadie necesita acceso a todo. Tú tampoco. Por ejemplo, si estás analizando datos de clientes, ¿realmente necesitas acceso al archivo con los datos bancarios? No lo creo. Menos accesos, menos riesgos.
  3. Defensa en profundidad:
    Piensa en esto como una cebolla. No porque seas analista, sino porque las capas son clave. No confíes solo en una herramienta o control para proteger los datos. Si una capa falla, otra debería estar ahí para salvarte.
  4. Simplifica la seguridad:
    Las soluciones complicadas no son geniales; son un caos. Si una política de contraseñas requiere cinco mayúsculas, tres emojis y un verso de Shakespeare, adivina qué: nadie la usará correctamente. Menos es más, incluso en ciberseguridad.
  5. Evita la seguridad por oscuridad:
    No, esconder el problema no lo soluciona. Por ejemplo, no puedes confiar en que un código mal diseñado no será hackeado solo porque nadie sabe dónde está. Mejor asegúrate de que sea sólido desde el principio.

Y si algo falla…

La ciberseguridad no es infalible. Habrá fallos, pero la clave está en cómo los manejas.

Si algo va mal, sigue estas dos reglas:

  • Falla con seguridad:
    ¿Tu sistema colapsa? Asegúrate de que lo haga bloqueando todo acceso, no dejando la puerta abierta de par en par.
  • Busca la causa raíz:
    No te quedes en «bueno, ya pasó». Analiza qué salió mal, corrige y aprende para que no vuelva a pasar.

Y como último recurso, utiliza el humor para digerir una realidad seria.

Sé que esto suena a paranoia (y quizá lo sea un poco). Pero, honestamente, ¿quieres ser esa persona cuya negligencia termina en titulares como: «Empresa pierde millones por un analista despistado»? No lo creo.

Además, como analista de datos, ya tienes una relación amor-odio con tus datasets. Ahora solo necesitas añadirle un toque de seguridad para que ese romance no acabe en tragedia.

Si no te convence todo esto, al menos recuerda: prevenir un desastre en ciberseguridad puede ahorrarte noches sin dormir, jefes gritando y, quién sabe, tal vez hasta tu trabajo.

Así que, ¿estás listo para ponerle el sombrerito de seguridad (digital) a tu juguete?

(Hablamos de datos. No sé en qué piensas tú. Pero hablamos de datos.)


Los fundamentos de la OWASP

La OWASP, o Proyecto Abierto de Seguridad en Aplicaciones Web, es una organización sin ánimo de lucro dedicada a mejorar la seguridad del software. Y es una de esas abreviaturas que, como analista o científico de datos, conviene que sepas identificar y asociar con lo que hacen, dicen y su relevancia.

Nació con el objetivo de proporcionar recursos, herramientas y directrices que ayuden a desarrolladores y profesionales de TI a crear aplicaciones más seguras y con el tiempo ha ganado reconocimiento global por su enfoque práctico y colaborativo.

Entre sus aportaciones más destacadas está el OWASP Top Ten, una lista actualizada regularmente que identifica las vulnerabilidades de seguridad más críticas en aplicaciones web.

Esta lista no solo es una referencia esencial para los expertos en seguridad, sino también un punto de partida para cualquier persona interesada en diseñar sistemas robustos y menos vulnerables a ataques.

Además, OWASP promueve principios de seguridad que van más allá de las aplicaciones web, abarcando conceptos que son aplicables en cualquier contexto de desarrollo de software o administración de sistemas.

Su misión incluye fomentar la transparencia, la colaboración y el acceso abierto al conocimiento, de modo que cualquier organización, grande o pequeña, pueda beneficiarse de sus recomendaciones.

OWASP no solo te dice dónde están los problemas; te ofrece herramientas prácticas para solucionarlos, convirtiéndose en una aliada indispensable en el camino hacia un entorno digital más seguro.