Tecnología para todos: la necesidad de un lenguaje inclusivo en el debate tecnológico

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En el dinámico mundo de la tecnología es común encontrarse con debates cargados de tecnicismos y anglicismos que, si bien pueden ser precisos para especialistas, a menudo excluyen a quienes buscan soluciones prácticas para sus negocios. Hablar de compliance en vez de decir cumplimiento normativo refleja una intención de desviar la conversación, de alejar al interlocutor, de arrogancia, de intención de desacreditar, de querer hacer aparentar al otro como ignorante. Y esta tendencia no solo dificulta la comprensión, sino que también crea barreras innecesarias entre expertos académicos, privilegiados de las grandes empresas y la realidad de un país que históricamente ha vivido fracturado en múltiples partes. Y que en el mundo económico se refleja en su gigantesco mapa de pymes y micropymes.

La brecha entre la teoría y la práctica

La tecnología debe ser una herramienta al servicio de las personas y las empresas. Sin embargo, cuando el lenguaje utilizado para describir soluciones tecnológicas se vuelve excesivamente técnico o está plagado de términos en inglés se corre el riesgo de alienar a aquellos que no están familiarizados con esa jerga. Se invisibiliza al otro o la otra. Se le ningunea. Esto es especialmente relevante para las pequeñas y medianas empresas (pymes), que constituyen una parte significativa del tejido empresarial en países como España, vuelvo a repetir. Porque al final hablamos de pasteleros o panaderos, electricistas o fontaneros, contables o abogados, ferreteros o floristeros. Gente que merecen respeto y admiración. Y que merecen un lenguaje claro, comprensible y, sobre todo, sincero.

Como señala Carolina Durán en su artículo sobre los peligros de usar jerga en el marketing, «a mayor complejidad en el contenido, mayor es la pérdida de capacidad persuasoria, y mayor el efecto intimidatorio» . Es decir, un lenguaje excesivamente técnico puede alejar a los potenciales clientes en lugar de acercarlos.

Por no decir que un lenguaje técnico innecesario te hace quedar en ridículo, como un o una snob de la tecnología. Porque refleja una actitud altiva y prepotente que resulta innecesaria para llegar a acuerdos, al aprendizaje mutuo, a la aplicabilidad de la tecnología.

El impacto de los anglicismos

El uso de anglicismos en el ámbito tecnológico y de marketing es una práctica común, pero no siempre necesaria. En mis cursos siempre digo que el marketing usa marketing para vender marketing. Y eso se deriva en palabrería innecesaria, que viene a describir procedimientos ya conocidos, pero que los hace parecer nuevos e innovadores. Y así, se consiguen clientes. O se roban.

Si bien algunos términos en inglés no tienen una traducción directa al español, muchos otros sí. Su uso indiscriminado solo consigue un objetivo: dificultar la comprensión. Un caso evidente, como indica un estudio de la Universidade de Vigo, lo tenemos en la presencia de anglicismos en el periodismo científico durante la pandemia del coronavirus, que fue abrumadora, lo que llevó a errores terminológicos y a una comunicación menos precisa. Menos precisa, siendo indulgentes.

La filóloga Inmaculada Anaya Revuelta también destaca que, aunque el uso de anglicismos puede ser un signo de progreso y enriquecimiento de la lengua, su adopción debe hacerse con criterio, especialmente cuando existen equivalentes en español que pueden ser más comprensibles para el público general.

Es comprensible que entre técnicos del área informática se use el anglicismo porque lo que tenemos entre manos básicamente se escribe en inglés, se aprende en inglés, se utiliza en inglés. Pero fuera de ese círculo el tecnicismo resulta absolutamente innecesario. Cuando lo usas profusamente sueles reflejar la personalidad de alguien privilegiado (docencia universitaria, experto en gran empresa, alto funcionariado) que solo busca proteger, mantener y sostener su privilegio. Es decir, poner puertas al campo.

La importancia de la claridad y la inclusión

En un entorno empresarial donde el tiempo es un recurso valioso, la claridad en la comunicación es esencial. El experto en oratoria John Bowe advierte que el uso de jerga técnica puede dar una imagen de persona engreída y molesta. Recomienda utilizar un lenguaje simple y conciso para facilitar la comprensión y mostrar respeto por el interlocutor. Sobre todo, el respeto, que va antes de la comprensión. Nunca habrá comprensión sin un respeto previo por la otra persona.

Además, fomentar una comunicación inclusiva no solo beneficia a los clientes, sino también a los equipos de trabajo. Una guía de Isla Informática destaca que cerrar la brecha entre los miembros técnicos y no técnicos del equipo es vital. Utilizar un lenguaje claro y abandonar la jerga cuando sea posible facilita la colaboración y la comprensión mutua.

La tecnología tiene el potencial de transformar negocios y mejorar vidas, pero solo si es accesible y comprensible para todos y todas. Como profesionales del sector, es nuestra responsabilidad asegurarnos de que nuestras comunicaciones sean claras, inclusivas y orientadas a las necesidades reales de nuestros interlocutores. Al hacerlo, no solo facilitamos la adopción de soluciones tecnológicas, sino que también construimos relaciones más sólidas y de confianza con nuestros clientes y colaboradores.

En definitiva, la clave está en equilibrar la precisión técnica con la claridad comunicativa, para que la innovación tecnológica sea verdaderamente una herramienta al alcance de cualquier persona o cualquier organización, indistintamente de su conocimiento sobre la tecnología o el sector al que se dedique o su conocimiento previo sobre el tema.