Había una vez una empresa, llamémosla Compañía Despistada S.L., que pensaba que la ciberseguridad era solo una palabra rimbombante inventada por geeks con demasiado tiempo libre y ganas de meter mano a la cartera de su propietaria.
Su administrador de sistemas –que también era el encargado de las plantas y del café de los lunes– aseguraba que todo estaba en orden: «Tenemos contraseñas fuertes, y además, nadie roba datos importantes porque… bueno, nadie quiere nuestros datos«.
¿Te resulta familiar?
Si es así, es hora de hablar de auditorías de seguridad y por qué son el equivalente digital a revisar que no tengas fugas de gas mientras intentas encender el horno.
¿Qué es una auditoría de seguridad?
Una auditoría de seguridad es básicamente una visita incómoda a tu casa digital para comprobar que no tienes puertas abiertas, ventanas rotas, ni un hacker bebiendo café en tu cocina virtual.
Una auditoría de seguridad no va a evitar que un hacker intente (y consiga) entrar y hacerse el café, pero se lo pondrá más difícil si, una vez hecha la auditoría, pones en marcha los consejos que se deriven de sus conclusiones.
En términos técnicos, es una revisión exhaustiva de los controles de seguridad, las políticas y los procedimientos de tu organización contra un conjunto de expectativas (internas y externas).
Esas expectativas pueden incluir desde políticas internas como «los empleados deben cambiar su contraseña cada 90 días» (sí, Pedro, estamos mirando tu password 123456), hasta regulaciones externas como la GDPR o normativas específicas de la industria que, de incumplirlas, traen consigo un regalito en forma de sanción.
La cruda realidad: necesitas una auditoría
Imagínate esto: estás sentado en una reunión importante con un cliente potencial cuando te informan que tu base de datos fue expuesta por un servidor desactualizado. Sanciones legales, pérdida de confianza, y, lo peor de todo, la vergüenza de explicar cómo algo tan básico como actualizar el servidor se pasó por alto.
Ahí es donde entra la auditoría.
Es un recordatorio de que lo que no se mide, no se mejora. Pero también es un detector de humo que te avisa antes de que el incendio consuma todo.
Y, vuelvo a repetir, tener detectores de humo no significa que evites tener riesgos de incendio. Significa que, de haberlos, las consecuencias serán menores.
¿Pero qué es lo que audita la auditoría? ¿Qué controles hace? ¿Qué puñetas te va a aportar?
Las auditorías se centran en tres grandes áreas:
- Controles administrativos:
Políticas, procedimientos y protocolos. En resumen, la burocracia digital que evita que tu empresa se convierta en el salvaje oeste del ciberespacio. - Controles técnicos:
Aquí es donde la magia ocurre: firewalls configurados, sistemas de detección de intrusiones, y sí, verificaciones de que tus empleados no hayan pegado sus contraseñas en un post-it visible desde Marte. Eso también. - Controles físicos:
Porque no importa si tienes la mejor encriptación del mundo si alguien puede entrar en tu sala de servidores con una llave maestra y un par de donuts para distraer al recepcionista.
El dilema del sobrante: auditar no es gratis
Aquí es donde se pone interesante: igual que producir una hamburguesa desde cero (plantar el trigo, criar la vaca y moler la harina) tiene costos ocultos, mantener una postura sólida de seguridad implica esfuerzo, tiempo y recursos.
Por poner solo un ejemplito de nada que está presente en absolutamente todas las empresas que he auditado…
Auditar significa generar informes, no solo de los fallos detectados, sino también de todo lo que sobra. ¿Tienes servidores que no utilizas? ¿Licencias compradas que ya no necesitas? Esto también es residuo digital. Y gestionarlo cuesta.
O, por poner otro ejemplito que es norma común:
Incluso el mejor firewall del mundo es inútil si no tienes personal para monitorearlo.
Un error común es pensar que puedes comprar tecnología y olvidarte del mantenimiento.
(Spoiler alert: ¡No puedes!).
¿Por qué deberías preocuparte?
Porque los riesgos son reales. Una auditoría no solo te protege de multas, sino también de un daño reputacional que puede tardar años en repararse.
Imagina que tu negocio se filtra en las noticias por un ataque de ransomware y tus clientes descubren que sus datos fueron robados porque alguien no instaló un simple parche de seguridad.
Realizar auditorías regulares no es opcional, es una cuestión de supervivencia en el mundo actual. Es como decirle a tu empresa: «Sí, puedes seguir adelante, pero no sin asegurarte de que el barco no tiene fugas«.
E, insisto, no es infalible. Nada evita que, pese a revisar que el barco no tenga fugas, no vaya a chocar contra un container a la deriva o, lo que es peor, te dé por meterlo en unos arrecifes de poca profundidad. Pero saber que no tiene fugas y que todo está en orden te permite centrarte solo en el boquete que te acaba de hacer el container o ese arrecife inesperado, resolverlo lo antes posible, con lo mejor que tengas y para poder seguir tu rumbo.
Así que la próxima vez que alguien en tu equipo diga que todo está bajo control, recuerda que un clic imprudente o una contraseña débil pueden hacerte protagonista de la próxima gran fuga de datos.
Y nadie quiere que su empresa sea recordada por eso, ¿verdad?
Por último, si necesitas ayuda para auditar tu seguridad o implementar controles que realmente funcionen, habla conmigo. No prometo donuts, pero sí soluciones reales para que puedas dormir tranquilo. 😊