Contexto, objetivo, lógica y herramienta: el mejor framework profesional en las TICs

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En un entorno en el que los datos y la tecnología son piezas fundamentales para la toma de decisiones y el desarrollo de soluciones, es esencial contar con un marco de trabajo claro y eficiente.

En este artículo propongo un framework de cuatro capas: contexto, objetivo, lógica y herramienta.

Este framework, al que ni siquiera he bautizado, aún, es el fruto de más de 3 décadas de trabajo en el ámbito tecnológico. Todos estos años he estado vinculado especialmente con la administración pública y con las PYMEs dentro de lo que es el ecosistema español; si bien está profundamente influenciado por el pensamiento anglosajón en cuanto a un profundo enfoque de profesionalismo rehuyendo radicalmente del enfoque latino centrado en el laboralismo.

Este enfoque busca guiar el proceso desde la comprensión inicial de las condiciones hasta la implementación de soluciones tecnológicas robustas. A lo largo del artículo, exploraré cada una de estas capas, su importancia y cómo se interrelacionan.

Obviamente, como resultado y fruto de mi experiencia, este framework (pendiente de bautizar) pretende ser, por un lado, operativo y práctico, por el otro, un resumen de lo aprendido y sintetizado, por lo que no puede tomarse como una innovación o una nueva creación, sino más bien como un magno resumen de muchos frentes que coinciden de tantas maneras como te puedas imaginar.

Más que un invento, el framework contexto-objetivo-lógica-herramienta es un punto de encuentro global.

Durante la redacción me verás etiquetar el eje central que da sentido a este framework como problema, pero también como proceso o como dato, ya que estas 3 cosas están íntimamente ligadas y no pueden existir lo uno sin lo otro.

Los procesos generan problemas y los problemas fuerzan la creación de procesos que pretenden solventarlos. Y en este va y viene hacen acto de presencia los datos, la información, sin la que ese constante ir y venir sería imposible. Los datos suponen el ruido necesario, la vibración exigible, para que exista el intercambio bidireccional entre proceso y problema.


Contexto: comprender el terreno

La primera capa del framework es el contexto, que consiste en entender el lugar donde se opera. Esto incluye no solo los procesos, sino también los datos y las circunstancias específicas del entorno.

En tecnología digitales, donde manejamos datos en una u otra forma, el contexto no es solo un antecedente; es un fundamento crítico.

Definir el contexto

Comprender el contexto implica responder preguntas clave:

  • ¿Quién?
    ¿Quiénes son los actores involucrados? ¿Quién recopila, genera o utiliza los datos y los procesos?
  • ¿Qué?
    ¿Qué procesos, sistemas o eventos afectan o son afectados por la situación?
  • ¿Dónde?
    ¿Cuál es el origen geográfico o conceptual del problema, los procesos o los datos?
  • ¿Cuándo?
    ¿Cuál es el marco temporal relevante para el análisis o diseño?
  • ¿Por qué?
    ¿Qué motivación impulsa la creación del sistema o la recopilación de datos?
  • ¿Cómo?
    ¿Qué metodologías o herramientas se emplean actualmente?

Un ejemplo claro en el ámbito tecnológico puede ser el desarrollo de una solución para optimizar el transporte urbano. Antes de diseñar cualquier aplicación, es crucial comprender cómo funcionan las redes de transporte existentes, qué datos están disponibles y qué factores influyen en los patrones de movilidad de las personas.

Sin un contexto claro, cualquier esfuerzo posterior puede carecer de dirección o ser ineficaz. La contextualización permite interpretar datos, leer problemas o diseñar procesos con un significado, entendiendo las limitaciones del entorno y anticipando posibles desafíos. Además, proporciona la base sobre la cual se construirán las próximas capas de este framework pendiente de bautizar.


Objetivo: saber por qué y para qué

La segunda capa es establecer objetivos claros y medibles. Saber por qué estás abordando un problema y qué esperas lograr es fundamental.

¿Cuál es la meta final? ¿Cómo se medirá el éxito? Sin éstas preguntas podemos hablar de improvisación o de creatividad sin aplicabilidad, pero no podemos hablar de solucionar problemas o mejorar la vida de nadie a través de nuestra profesión.

Definir objetivos

Un buen objetivo debe ser SMART. Y esto es algo que seguramente ya te suena, pero si no es así te lo aclaro:

  • Específico: Que responda a una necesidad concreta.
  • Medible: Que tenga indicadores claros de éxito.
  • Alcanzable: Que sea realista dentro del contexto dado.
  • Relevante: Que esté alineado con las prioridades generales.
  • Temporal: Que cuente con un horizonte de tiempo definido.

Volviendo al ejemplo del transporte urbano, el objetivo podría ser: «Reducir en un 15% los tiempos de viaje promedio en hora punta en un período de 12 meses, utilizando tecnología para optimizar las rutas de autobuses.»

Los objetivos no deben plantearse en el vacío; deben estar anclados al contexto previamente analizado. Esto asegura que sean relevantes y factibles.

Hay que tener en cuenta que el contexto es quien empieza a dibujar las metas, pero éstas no pueden considerarse objetivos sino más bien una esquematización de la misión y la visión de la organización (los porqués de su existencia).

Antes de diseñar un objetivo utilizando la vieja confiable SMART hay que tener en cuenta estas 5 reglas de oro (que quizás en el futuro sean más):

  1. Un objetivo es todo aquel pretendido fin que te acerca al ideal de tus metas.
  2. Un objetivo, por lo tanto, debe tener un punto de finalización, sea exitoso o no.
  3. Un objetivo debe tener un cierre, que es diferente de su fin y su finalización, sea que genere nuevos objetivos que nos acerquen a las metas o un abandono, incluso, de las mismas metas, pero en cualquier caso siempre debe cerrarse.
  4. Un objetivo siempre genera aprendizaje y modifica el contexto, pero no necesariamente otros objetivos, aunque lo normal es que eso ocurra; en caso contrario solo es una ilusión (o una mala planificación).
  5. Un objetivo comienza a dibujar la lógica necesaria pero no la determina, ya que ésta se compone de tareas y acciones; éstas no son definidas en el objetivo, así que no deben confundirse ambas cosas.

Lógica: diseñar el plan

Una vez que el contexto y los objetivos están claros, el siguiente paso es trazar un plan lógico. Esta capa se enfoca en cómo llegar desde el punto de partida (el contexto) hasta la meta (los objetivos).

Desarrollar la lógica

El diseño del plan debe incluir:

  • Identificación de pasos clave:
    Dividir el proceso en etapas manejables humanamente, incluso si estarán automatizadas.
  • Definición de roles y responsabilidades:
    Quién (o qué cosa) hará qué tarea o acción en cada etapa.
  • Consideración de riesgos:
    Identificar posibles barreras y planificar cómo superarlas.
  • Priorización de tareas:
    Determinar qué debe hacerse primero y qué puede esperar.

En el ejemplo del transporte, la lógica podría implicar la recopilación inicial de datos sobre patrones de viaje, seguida por la simulación de rutas alternativas y, finalmente, la implementación de los cambios.

Otra vez estamos ante conceptos que seguramente te resultarán conocidos, provenientes del mundo de la gestión de proyectos.

Sin embargo hay algunas reglas de oro que no deben saltarse:

  • Una tarea se compone de acciones pequeñas que deben ser entendidas de manera individual y como un todo sometido a un objetivo y un contexto.
  • Las acciones, por lo tanto, no son tareas.
  • Las tareas son los pasos lógicos y obvios que se deben dar para avanzar hacia la consecución del objetivo con el que están asociadas.
  • Una tarea puede satisfacer a varios objetivos y ser compartida, lo que optimiza el consumo de las herramientas (última capa del framework).
  • A su vez una acción puede satisfacer varias tareas y ser compartida, lo que igualmente optimiza el consumo de las herramientas y los recursos disponibles (última capa del framework).
  • Una tarea exige flexibilidad.
  • La imposibilidad de la ejecución de una tarea (por la imposibilidad de realizar una acción) puede modificar el objetivo e, incluso, el contexto.
  • Las tareas se asocian de manera secuencial, lo que no afecta a las múltiples maneras de organizarlas (lineal, paralelas, entrecruzadas, 1 a muchas o muchas a 1, etc.).

Y, aunque hay más reglas, éstas son las esenciales. En el futuro habrá más de nivel plata y bronce, ya te lo aviso por adelantado, porque tengo la intención de que todo esto se convierta en un bloque compacto y sólido, que sea sencillo de tender y de aplicar, pero que sobre todo ayude a los futuros profesionales en su día a día.


Herramienta: Implementar la solución

La capa final del framework es seleccionar e implementar las herramientas necesarias. Esto incluye tanto las tecnologías específicas como las metodologías para utilizarlas de manera efectiva.

Selección de herramientas

La elección debe basarse en:

  • Compatibilidad:
    Que las herramientas se integren bien con los sistemas existentes.
  • Escalabilidad:
    Que puedan crecer con las necesidades del proyecto.
  • Eficiencia:
    Que permitan alcanzar los objetivos de forma óptima.
  • Accesibilidad:
    Que se pueda utilizar realmente y no queden fuera del alcance.

En el caso del transporte urbano, podría ser necesario utilizar software de modelado de tráfico, sensores IoT para recopilar datos en tiempo real y una aplicación móvil para comunicar los cambios a los usuarios.

Sobre las herramientas hay mucho que decir y escribir, me lo reservo la ampliación de este texto, artículo, proyecto de algo más grande, ya que aquí reside mi especialización, en la de unir todo lo anterior con las herramientas.

Una vez implementadas, las herramientas deben ser monitoreadas y ajustadas según sea necesario. Esto asegura que el sistema siga siendo efectivo a medida que cambian las condiciones o se alcanzan nuevos objetivos.


Comparación con otros frameworks

El enfoque propuesto tiene paralelismos con marcos conocidos como el ciclo de vida de desarrollo de sistemas (SDLC) y metodologías ágiles, además utiliza herramientas que ya son ampliamente conocidas.

No exige del aprendizaje de nuevos términos y la adaptación a nuevos sellos o formas de hacer o pensar, sino que utiliza lo existente de manera simplificada, práctica y realista.

La idea surge en un curso de Excel Avanzado y Power BI. Se me ocurrió como una manera de unir todo el contenido y simplificar la comprensión global de su uso y puesta en práctica.

Por eso, me repito, vuelvo a decir que no es debe considerarse una innovación o una nueva creación sino un punto de encuentro, fruto de muchos, pero muchos años de experiencia, de muchos éxitos y muchos fracasos.

(Algo que aclaro para los expertos críticos habituales.)

Sin embargo, lo que distingue a este framework es su énfasis inicial en el contexto como fundamento de todo el proceso.

Mientras que frameworks como CRISP-DM para la minería de datos o Design Thinking también subrayan la importancia del entendimiento inicial, este modelo pone un foco específico en cómo las herramientas deben ser seleccionadas solo después de una comprensión profunda del contexto, los objetivos y la lógica.

Es decir, nunca deberías de llegar al nivel de las herramientas si las otras 3 capas no están completamente satisfechas. La herramienta, en otras palabras, nunca es el fin, siempre es el medio.

Este framework de cuatro capas: contexto, objetivo, lógica y herramienta, ofrece una guía integral para abordar proyectos de análisis de datos y diseño de soluciones tecnológicas.

Al priorizar el entendimiento del entorno y las metas, y luego trazar un plan lógico antes de elegir herramientas, asegura soluciones más efectivas y alineadas con las necesidades reales.

Y ya te lo digo yo, acabará convirtiéndose en un libro y una ponencia. Pero como he ido hablando y lo he estado mencionando aquí y allá, quiero dejar esto escrito, el 7 de enero de 2025, por si alguien lo lee y tiene más tiempo y recursos que yo para ponerlo en marcha.

Dicho queda.