En 2012 ya llevábamos casi medio año batallando para emprender un proyecto de servicios de marketing digital 360º.
Mi idea original, la que yo pensaba que compartía con quienes se suponían y llamaban mis socios, era crear una empresa que tuviera una base de clientes que generase unos ingresos que nos diera la libertad (aunque fuese pequeña) de generar proyectos propios y que estos, escalables, sin dependencias salvo la propia, acabaran constituyendo la base de nuestro modelo de negocio.
Para mí eso era hacer negocio en Internet. Pero quienes se decían mis socios no tenían la capacidad para entender lo que yo estaba viendo y queriendo hacer. Así que se centraron en lo que habían hecho toda la vida. Vender servicios a clientes cercanos hasta que éstos decidían abandonarnos como proveedor y saltar a otro. Un negocio como los de toda la vida.
Para mí, que era el alma o quien daba sentido a la idea, que no significa que se lo diera a la acción, la empresa del futuro era eso. Pero también era más. Me fijaba, como buen fanboy que soy de la marca, en lo que hacía Google. O al menos lo que la gran compañía californiana reflejaba en los medios de comunicación.
¡Todo sonaba tan bien, tan bonito!
¡Jajaja!
¡Pobre iluso!
Como decía, para mí la empresa del futuro no solo era la que prestaba servicios a usuarios en Internet desligándose del concepto clientes, sino que además tenía una filosofía muy concreta a la hora de trabajar.
Filosofía que redacté y publiqué el 23 de febrero de 2012 en la web de NexBoreal.
Ideas en las que sigo creyendo, pero que ya no busco, porque en España son imposibles, por mentalidad y por el propio sistema estatista en el que vivimos. Y menos aún hoy en día, 12 años después.
Además es un modelo de empresa que reside en la responsabilidad de la persona antes que en la responsabilidad de la organización, que al fin y al cabo es algo inexistente, intangible y conceptual, pero no una realidad tangible, como sí lo son las personas. Las únicas que pueden hacer. Porque no hacen las organizaciones, hacen las personas.
De todas formas, te dejo aquí aquella declaración.
Y ya me contarás si no te parece atractiva. O si te parece una auténtica locura.
¿La empresa del futuro?
23 febrero 2012
Trata de imaginar una situación. Imagina que te ofrecen una oportunidad laboral y profesional distinta, a priori, disonante, un puesto de trabajo en una compañía donde las condiciones son otras.
- Cobras el sueldo base, pero vas a un porcentaje de los beneficios de la empresa proporcional a tu responsabilidad (no jerárquica, sino funcional y productiva). Por lo que si la empresa prospera, cobrarás más que la mayoría de los trabajadores de tu sector.
- El éxito de la compañía se basa en la motivación, el talento, la creatividad y la profesionalidad del personal. Su mayor inversión es el capital humano.
- Se da la misma importancia en las instalaciones donde desempeñas tus funciones tanto a las zonas propias de trabajo como a las zonas de descanso, inspiración y, por qué no, diversión.
- Trabajas por objetivos y no tienes ningún tipo de horario. Vas cuando lo consideras y tienes a tu disposición todo tipo de herramientas online y de teletrabajo. Tu única obligación es asistir a una reunión semanal de coordinación y puesta al día.
- No hay organigrama. La compañía se organiza en células operativas donde hay un líder que organiza el trabajo por cada una de ellas y todos los trabajadores del grupo son iguales en derechos y deberes.
- Por votación, en cada grupo se puede «nominar» a algún trabajador que genere mal ambiente en el trabajo, que no rinda lo suficiente o que sea un lastre para el conjunto. Este trabajador podría cambiar de grupo o bien salir de la compañía. Esta regla puede afectar al propio líder del grupo.
- No existe ningún tipo de indemnización por despido.
¿Aceptarías estas condiciones? ¿Y si las empresas del futuro se dirigieran a este modelo? ¿Funcionaría? ¿Podría ser este el modelo funcional de la nueva empresa 3.0?