Esta historia es de un proyecto personal.
Trayectoria profesional: Qué hice o LinkedIn.
DeVersoEnVerso: decenas de mis poemas expuestos a la luz de quien los quisiera leer.
Cuando andaba haciendo mi FP como informático participé en el periódico del Instituto. Vínculo Canario se llamaba. Allí comencé a publicar algo que me gustaba escribir: poemas.
Lo primero que hice fue recopilar los poemarios que había escrito entre 1987, aún estudiando y con 16 años, y 1992. Un total de 5 conjuntos que contenían entre 10 y 20 conjuntos de versos de algo que yo quería llamar poesía insistentemente.
¿Lo era?
Quién sabe.
Para muchos lectores y lectoras de aquel momento, sí.
Estando aún en la vieja EGB, con 10 u 11 años, escribía intentos de poemas en trozos de papel o contraportadas de libros que luego le leía a mi madre. Esa fue la semilla.
La web la hice con Blogger.com, que permite configurar de manera transparente un dominio y dar la apariencia de una web «propia».
Recuerdo una conversación-discusión allá por 2010 ó 2011 en una charla sobre WordPress -cuando aún navegaba sus primeras versiones- con … un experto … que afirmaba que en Blogger no se podía hacer nada. Me parecía ridículo. Hice muchas webs en aquellos años donde el único coste era reservar el dominio, que funcionaban de maravilla y se posicionaban aún mejor. Pero bueno, eso es otra historia.
El objetivo de deversoenverso.es no era otro que dar visibilidad y ganar lectores para mis creaciones. Mi gran fracaso en todos mis proyectos fue, precisamente, éste.
Que nunca tuve una visión de negocio.
Eso vino después. Siempre fue un intento de dar vida y visibilidad a mis creaciones.
Además recibía decenas de comentarios en cada poema alabándolos y agradeciendo que los publicase.
Y quienes gustaban de la poesía, cuando los leían, decían que eran buenos poemas.
Yo no lo creía. Siempre me ha dado miedo el éxito. Creo. Pero lo decían.
En ese afán y esas palabras me subí para cabalgar uno sueño que traía en mi mochila desde la adolescencia e, incluso, creo que desde la infancia.
Publicar mi libro.
Porque no eres nadie si no plantas un árbol, tienes un hijo y escribes un libro. Eso se decía.
Yo quería publicar mis poemarios.
Los empaqueté y los envié a una editorial y otra y otra desconociendo absolutamente como funciona ese mundo marrullero lleno de amiguismos, poses falseadas y palabras grandilocuentes.
Para mí todo el monte era orégano. Y olía bien. Como el monte de verdad cuando pedaleo, camino o corro por esas cubres de Tenerife.
Olía bien poder publicar mis poemas. Pero. Porque siempre ha habido un pero que no era capaz de percibir. La respuesta de las editoriales siempre fueron las mismas. Exactamente las mismas.
Querido autor, su obra es realmente buena y destacable. Le invitamos a participar en concursos y le animamos a experimentar esa vía.
Pero publicar, lo que se dice publicar, si no tiene un premio reconocido o es un clásico, no lo vamos a publicar.
¿Motivo? La poesía no vende. Punto.
La sensibilidad hacia las creaciones artísticas es un regalo al alcance de pocas personas que transforma la percepción del mundo en un lienzo de emociones.
En mi blog no solo publiqué los poemas que escribí en aquel momento, entre 2002 y 2012, durante 10 años, que se dicen pronto. Sino además mi etapa temprana de poeta frustrado que se dio desde mi adolescencia, 1987, con 16 años, y 1993, con 23 años.
En total 12 poemarios más 1 con casi 200 poemas y un volumen entre 10 y 20 poemas por conjunto.
Normalmente, y tirando de memoria, cuando escribía un poemario tenía una idea central en mente. Hubo conjuntos (poemarios) que simplemente escribía desde una determinada posición, que era casi lo mismo que tener un tema o idea central, y cuando simplemente sentía que se había agotado, lo daba por cerrado.
No soy capaz de valorar si eran buenos o malos poemas porque eso es algo que tiene que valorar quien los lea, los leía para ser exactos. Pero sí sé que escribía uno a la semana y a veces uno al mes. Y que en cada poema trabajaba horas.
Lo que al principio era un conjunto de versos no era lo que al final eran los versos publicados en mi web.
Y también jugaba con el aspecto visual del poema. Es decir, como veía el lector el poema. O con poemas donde se podía leer otro poema dentro del mismo, alternando versos, leyendo la primera letra de cada verso o con la primera palabra de cada línea y otro verso con la segunda palabra. Incluso llegue a hacer un poema dentro de una tabla que se podía leer igualmente de de izquierda a derecha horizontalmente como de arriba a abajo desplazándote verticalmente de izquierda a derecha por cada columna. Recuerdo que este poema me costó días elaborarlo hasta encontrar algo que me satisfacía.
Porque esa era la clave.
Un poema, como un cuadro, estaba terminado cuando yo estaba satisfecho con el resultado.
En ese momento necesitaba personas que lo leyeran y que lo apreciaran… o lo despreciaran, pero que de alguna manera reaccionaran tras navegar por sus palabras.
Por esa necesidad, como he dicho más arriba, nació deversoenverso.es.
El porqué desapareció tiene mucho que ver con mi proyecto empresarial (que primero sería NexBoreal y luego se transformaría en NexGlobal). Cuando abandoné aquel sueño, ya destrozado, estaba anímicamente destrozado pero es que mi cartera estaba absolutamente vacía. Al punto que no podía (ni quería) pagar ni siquiera un dominio que me costaba menos de 30 euros al año. A ese punto era mi ruina.
Pero reconozco que el desgaste anímico y la decepción también jugaron un importante papel.
Arrepentimientos y aprendizajes con DeVersoEnVerso
Mi mayor aprendizaje durante la década que pasé escribiendo poemas fue el uso y manejo del lenguaje. No digo yo que sea un experto, ni de lejos. Pero que puedo escribir algo con sentido, sí. Que a veces me paso y se me va la pinza con los adornos y los giros, también. Me cuesta escribir de manera clara, concisa y precisa. A veces me pierdo en adornos.
Pero eso me ha sido útil en el copywriting, en la escritura persuasiva comercial, para crear textos que no sé si son mejores o peores que otros profesionales pero que sin duda tienen un matiz propio.
Porque la moda actual es hacer esto.
Escribir frases con cinco palabras.
Como si hablases con una niña o un niño.
Y fueran idiotas.
A mí me desespera.
No entiendo una carta comercial así.
Me parece de palet@s.
Yo no hago copys comerciales donde cada mensaje es una frase de 4 ó 5 palabras escritas en párrafos independientes. Te describo los beneficios y te introduzco al producto o servicio en un párrafo bien redactado y, a continuación una lista de características.
Pero.
Porque hay un pero.
Escribir así es de paletos. Y me da igual que funcione. Funciona con personas de bajo nivel de entendimiento. Con esto no quiero ponerme por encima de nadie. Yo no sé cocinar, apenas si freírme un huevo. Eso me pone como persona de bajo nivel de entendimiento en cuanto a hacer un potaje o una carne compuesta. ¿Y qué?
Ahora bien, no quisiera yo que me enseñaran a hacer un potaje de esa manera.
Ya sabes.
Como si fuera tonto.
Porque me puede costar.
¡PERO NO SOY TONTO!
Así que la poesía ayudó a sentar las bases del uso del lenguaje. A retorcerlo. Pero también me generó malos hábitos, lo que a veces me lleva a hacer textos que requieren de cierto esfuerzo para ser entendidos.
Y si un texto comercial requiere esfuerzo para ser entendido entonces estás poniendo barreras para que se convierta en cliente, o al menos para que sea un lead cualificado.
Al contrario, a veces el texto te permite filtrar a tus potenciales clientes. ¿Cómo? Cuando es comprendido solo por quien quieres que lo entienda, utilizando un determinado tipo de redacción, tecnicismos propios del sector y otros trucos y maniobras orquestales en la oscuridad.
Mi principal arrepentimiento
Me arrepiento de haber eliminado deversoenverso.es más que ninguna otra cosa. Porque implica haber tirado mis creaciones a la basura digital. Y es algo que me reconcome.
Incluso aunque aún se guarde una copia en archive.org, hay poemas que son irrecuperables porque no toda la web se almacena en esta memoria colectiva digital.
Si tienes curiosidad:
archive.org/.../deversoenverso.es
Otro gran arrepentimiento es el de siempre. Llegué demasiado pronto.
¡Otra vez!
- Llegué cuando aún la autopublicación y venta de tu libro -sin pasar por el trago del papel- era mainstream.
- Llegué cuando autopublicar era enviar un PDF a una web para que te imprimiesen y encuadernasen unos libros y te los enviasen a casa en cajas para tu distribuirlos -y que ninguna librería los quisiera-.
- Llegué cuando lo de comprar libros digitales para leer en un ebook aún estaba muy verde -y era caro-.
- Llegué cuando ser un twitter-poeta ni siquiera se había inventa’o.
- Llegué cuando ser un creador de contenido digital aún no te convertía en el enemigo número uno de los medios tradicionales.
Sea como fuera, demasiado pronto, otra vez.
Primera versión del texto del miércoles 1 de marzo de 2024. Sin revisión posterior.