Cómo crear y rentabilizar una marca personal

Gracias por darme amor compartiendo en tu app favorita:

Lo primero es lo primero, esas personas que critican a quien comercializa su visibilidad generada creando contenido en redes sociales, ejerciendo influencia -el crítico- desde las suyas propias, han de etiquetarse inevitablemente como… ¡necias!

Antes de Internet ya existía el o la influencer, solo que la etiqueta que se usaba era líderes de opinión. Personas que por su hacer (ejercicio profesional) o el devenir de la vida (participar en Gran Hermano o haber sido la pareja de) tenían la oportunidad de subirse a un púlpito, de tener exposición, y hablar a un público que le prestaba atención.

Desde luego, antes del boom de Internet, las personas que tenían esta oportunidad, bien fuera por la vía del esfuerzo o la vía del oportunismo -y no pocos periodistas están en este segundo grupo-, eran contadas con los dedos de una mano. Muy pocas aparecían en el Hola! o en El Mundo. Lo que decían, opinaban, consumían, apoyaban o criticaban era relevante porque la inmensa mayoría de la población éramos oyentes, lectores o espectadores sin oportunidad de devolver feedback al mensaje.

¡Solo podíamos consumir y ni remotamente producir!

Pero, Internet lo cambió todo.

Para desgracia de los que ya comercializaban su marca personal, para desgracia de los mass media y para desgracia de la publicidad tradicional.

Hoy, crear una marca personal y rentabilizarla, está al alcance de cualquiera que quiera dedicar el tiempo, el esfuerzo y la energía que se necesita para ello.

Teniendo en cuenta que estamos en el polo opuesto (antes de Internet vs. después de Internet), afirmo que cualquier persona, quien quiera, a quién le dé la real gana, puede hacerlo, lo que significa que hay miles, si no millones, intentándolo.

Eso implica que esa idea tan maravillosa que tienes, ya alguien lo ha intentado y fracasado y ya alguien lo está intentando ahora y ya alguien está pensando en intentarlo mañana.

Ser influencer = comercializar visibilidad y credibilidad.

Por eso siempre digo que para tener éxito no hay que inventar ninguna fórmula secreta ni acudir a ningún gurú cantamañanas.

Ya está todo escrito.

Y te advierto, este camino no es para quien tiene prisa ni tampoco para quien no quiere trabajar.

Ser influencer es un empleo 24/7 muy exigente donde te expones a un nivel que te afectará, sí o sí, psicológicamente.

Pero si aun sabiendo todo esto, estás en disposición de iniciar el camino, te voy a explicar, paso a paso, cómo hacerlo.

Obviamente, cada paso es una generalidad que hay que convertir en acciones concretas pero te las voy a detallar todo lo que un post de mil palabras me puede permitir para que te sirvan de guía, de mapa.

Insisto, no es una solución.

Es un mapa.

Y mucho ojito, deberían de abstenerse personas con necesidad de ingresos inmediatos, porque rara vez, por no decir que (casi) nunca, produce un retorno inmediato.

Es más, no es conveniente.

Las personas que alcanzan un éxito inmediato suelen darse unos estampidos memorables y, además, ser un one-hit wonder (o flor de un día, para entendernos).



Paso 1. En qué y dónde quieres ser influencer

Elige un trío de tal manera que tengas un público bien definido que tenga una necesidad muy concreta que pueda resolverse con un discurso (contenido y orientación de ese contenido) muy específico.

Este paso es tan importante que mal hecho puede llevarte al fracaso estrepitoso y a perder meses o años antes de que decidas recomenzar y enfocarte de nuevo, así que no te lo tomes a la ligera.

La primera pregunta que debes hacerte es en qué destacas (expertice), qué se te da bien hacer y sabes hacer bien (know-how). Haz una lista de todo lo que se te ocurra, por muy raro que sea. La clave es que te debería de apasionar o gustar, pero también valdría tu capacitación profesional aunque no te apasione hasta el éxtasis.

La segunda pregunta es, de esa lista, en qué puedes ayudar a otras personas a progresar desde cero hasta dónde tú estás o bien cómo puedes ayudar a otras personas con esa expertice y ese know-how a solucionar problemas.

Lo tercero, por lo tanto, es preguntarte sobre quiénes son esas personas (jóvenes o boomers, con formación o sin formación, usuarios-de o con-interés-por-aprender-sobre, viven en una zona determinada o país concreto o hablan un determinado idioma, etc…).

Al final debes de tener un párrafo de un par de líneas que lo resume todo.


Responsables de personal que gestionan grandes equipos muy diversos y que necesitan pautas para optimizar su tiempo y sus resultados, pero sobre todo necesitan calidad de vida para no acabar en un médico por estrés.

Ejemplo que delimita tus límites dónde construirás una marca personal.

Paso 2. Crear el contenido de manera constante

Empieza a generar contenido (y publícalo donde se consuma) en función de ese trío que has definido (discurso que orienta a solucionar necesidad en público muy específico).

Esta es la fase «desierto». Estás empezando.

Al principio no te leen ni te ven ni te escuchan, luego te leen, te ven o te escuchan un poco y, si de verdad aportas, empatizas y enganchas, te leerán, verán o oirán las suficientes personas de ese target que has definido.

A tener en cuenta un par de cosas.

  1. Tienes o deberías estar donde tu público está con mayor probabilidad. Es decir, si te diriges a personas de más de 40 años, Facebook es, casi con toda seguridad, una plataforma para ti.
  2. Pero, también tienes que estar o deberías estar en una plataforma que te permita un retorno monetario a través de la inserción publicitaria, algo que se da en YouTube, TikTok y ahora (desde hace un tiempo realmente) en Facebook.
  3. Eso te lleva a pasar por un calvario inicial en el que necesitarás alcanzar unos límites de seguidores, consumo de contenido, etc. antes de que esas plataformas te den su bendición.
  4. Aunque también es posible centrarte en redes como Instagram, Pinterest, Twitter o cualquier otra, si tu público la usa de manera preferente, y aspirar a monetizar a través del patrocinio de marcas o la venta de merchandising propio.

Por cierto, lo que has creado cuando nadie te leía ni te veía ni te escuchaba, sirve para republicar cuando ya empiezas a tener cierta audiencia (con variaciones para que no te digan que te repites) o como histórico (para que quien te descubra pueda tener contenido que consumir mientras espera a tu nueva subida.


Paso 3. Construir tu propio castillo

Deberás estar un tiempo (a veces muy largo pero no más de 1 a 3 años, dependiendo del nivel de alfabetización digital de tu target, de su tamaño, de la necesidad y del discurso elegido) creando contenido.

A veces puede pasar que a los 3 meses alcanzas una audiencia interesante. Por ejemplo, La Gata de Schrödinger (Rocío Vidal) en YouTube, alcanzó sus primeros 100k seguidores muy rápido gracias a unos vídeos iniciales en los que desenmascaraba a varias influencers magufas (new age, terapias alternativas, remedios absurdos, misticismo de copia y pega, etc.).

El problema con este rápido crecimiento es que no se crea credibilidad y confianza en el corto plazo. Entre otras cosas porque no hay un histórico que te respalde.

Así, después de ese éxito su crecimiento se ralentizó además de pasar por varias polémicas al mezclar ciencia y política. No digo que esté bien ni que esté mal, no juzgo, simplemente señalo que al ser una desconocida en ese primer momento, su gigantesca y nueva comunidad no sabían qué es lo que tenían delante y en más de uno y una acabaron convirtiéndose en su anti-público.

Así que ese boom inicial, aunque mola, se agradece, todo el mundo lo quiere, no es para nada conveniente si quieres que tu marca personal sea rentable en el largo plazo.

Así que no corras.

Por eso en esto triunfan los que tienen ya una línea de sustentación económica y fracasan o se convierten en vendehumos los que están desesperados.

Porque al principio es una carrera de resistencia.

(Luego, cuando llega el éxito, lo es aún más, pero en otro sentido.)

Con tus primeros seguidores o seguidoras vas a tener que transmitir tu agradecimiento, reconocimiento y prestar atención. Responder a preguntas, saludar y dar la bienvenida.

En definitiva, hacer sentir que son parte de algo. Un algo que representas tú con tu imagen y marca personal.

Y por esto y mucho más es tan importante el paso 1.



Paso 4. Empaquetar y ofrecer tu Producto Mínimamente Viable

Ya tienes la atención de una parte de tu target y ya tienes feedback sobre tu discurso, por lo tanto tienes un PMV.

Un Producto Mínimamente Viable (para saber más, investigar sobre el Método Lean).

Solo tienes que empaquetarlo:

  • en forma de libro,
  • curso online,
  • exposición pública (ponencias, mentorización, etc.), servicio (3 niveles de tarificación),
  • media kit para captación de patrocinios,
  • contenido de acceso reservado (y no solo hablo de OnlyFan y solo de ese tipo de contenido, hay más opciones, pero que sirva de ejemplo),
  • entre otras opciones, pero estas son las más habituales.

Ahora te falta empezar a dedicar tiempo a derivar a ese target ya retenido hacia un embudo de ventas que desemboque en la compra de ese producto empaquetado.

Y da igual la vía de monetización que hayas elegido.

Siempre hay un embudo de ventas.

Sabiendo que tu cliente no necesariamente tiene que ser tu audiencia -caso de patrocinios-.

Este paso 4 da para otro tutorial específico. Por ahora, y hasta que no llegues aquí no te sirve de nada, te en cuenta que sin los tres primeros pasos, es decir, sin construir tu audiencia, de nada sirve que empieces a empaquetar un PMV.

Es correr mucho para no llegar a ningún lado.

Paso 5. Construye un ciclo de crecimiento y conversión constante

Mantén todo en un ciclo continuo:

  1. atrae con el contenido (paso 2),
  2. retén con la interacción (paso 3),
  3. convierte convenciendo (paso 4),
  4. y vuelta al paso número 2.

Los más «pros» incorporan una fase extra de venta cruzada, segunda venta, venta ampliada, nueva venta… llámalo X.

Es decir, una vez que te he convertido, me has comprado mi libro, asistido a mi conferencia, me has patrocinado, has pagado por mi curso y has demostrado satisfacción, te ofrezco, tal vez, mi merchandising, mi segundo libro, mi nueva conferencia, una renovación de patrocinio o un curso especializado solo para clientes selectos.

Así, en ese paso, deberás jugar con la exclusividad.

Y solo emprenderás ese camino cuando ya tengas una buena base de compradores convencidos y satisfechos.

Pero quitando esa fase extra, recuerda que, a la vez que trabajas en convertir en tu embudo, trabajas en seguir ampliando tu target.

Siempre a través del contenido de valor

De trasladar una solución a una necesidad en un público determinado.

(Y quizás me faltó hablar un poco más sobre cómo centrarse en nichos y huir, hoy, de la generalidad y lo no-específico. Por ejemplo, PutuPau, Pau Escribano, ha construido su marca personal alrededor de Genshin Impact. Y ahora que HoyoVerse lanzó Honkai Star Rail, sabiendo que ambos juegos están en el mismo Universo, se ha permitido ampliar su target.)

Recuerda que el contenido de valor aporta algo, una solución (y aquí tal vez olvidé mencionar el tema evergreen, así que lo dejaré para un nuevo tutorial).

Eso no significa que tengas que aportar TODA la solución, porque te quedarás sin nada que vender, en el caso de que quieras empaquetar un libro o un curso o que te contraten un servicio.

En cualquier caso, no puedes aflojar nunca. Y te vas a quemar. Vas a pasar por fases de estoy-hasta-el-culo-harto-de-crear-y-de-mi-comunidad-de-fans. Es inevitable.

Tienes que estar continuamente aprendiendo y observando tu mercado (el que «ataca» a tu target) para ver qué están ofreciendo, contando o vendiendo, porque nunca puedes ceder en la presión que haces si quieres liderarlo.

Si te quedas atrás, no hay nadie más infiel y traicionero que un seguidor. Se aburren pronto. Cambian rápido. Te abandonan enseguida.

Lo que tú haces normalmente cuando estás en el rol de fan.

Y ya está. Rematamos con un último paso para cuando alcanzas cierto éxito y finiquitamos.


Paso 6. Delegar para seguir creciendo

Prepárate. Son muchas horas de trabajo, mucha paciencia y mucho tesón.

Y también un algo de suerte.

Al principio lo haces todo. Crear el contenido, editar, maquetar, publicar en redes sociales, invertir en plataformas, saludar, agradecer, responder. Y todo eso sin prácticamente un duro (un euro) en el bolsillo.

Así que inviertes tiempo. Mucho tiempo. Todo el tiempo del mundo.

Es algo que vas a poder hacer cuando tengas 100 followers y también con 1.000 pero a partir de entre los 5.000 y los 10.000, responder a todo dios es una tarea que te agotará. Imagina cómo debe ser con 1.000.000 de seguidores.

Mantener un ritmo de creación de contenido con todo lo que ello supone de maquetación, edición, revisión, guionizado y un largo etcétera de colaterales también resulta agotador, más cuando quieres mantener la atención y el interés.

Y, recuerda, ocurra lo que se te ocurra, ya alguien lo ha hecho antes. Pero eso no significa que tú no puedas posicionarte o incluso desbancar a los que te antecedieron, igual que serás desbancado en algún momento, porque te agotarás o tu target se aburrirá de ti (de ahí que tendrás que reinventarte).

Así que desde que empieces a tener los ingresos suficientes, tu primera inversión debería ser delegar las taras repetitivas. Invertir tiempo en crear un proceso para hacer cada cosa y buscar personas que te puedan ayudar y tengan las tareas y funciones muy bien definidas (para que no se descontrole y se salga de tus límites y marco operativo, lo del paso 1).

Empieza delegando la maquetación, edición y tareas técnicas.

Continua delegando la interacción y el engagement con personas de confianza.

Para por último delegar la gestión y publicación en tus redes sociales (las que alimentan a tu principal fuente de alimentación y derivan tráfico hacia ese objetivo).

Lo que nunca vas a delegar, no puedes delegar o no deberías delegar es tu marca personal, tu nombre, tu imagen, tu voz.

The Wild Project es el podcast de mayor audiencia en España y con una enorme repercusión en Latinoamérica porque Jordi Carrillo (a la par, Jordi Wild), sigue siendo el entrevistador, la persona que pone la cara.

No lo olvides. Tú eres tú y tú solo hay uno. O una. O une. O uni. O unu…