¿Especialidad? ¡Arreglar entuertos!

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Una de mis especialidades es arreglar entuertos de empresas no tecnológicas -léase bodegas, asesorías, constructoras, abogados, clínicas, gimnasios…- que tienen contratados servicios con empresas tecnológicas que recurren, más que al engaño, a la ignorancia de su cliente, para la sobre facturación o para tener el control de sus recursos digitales, sean estos web, redes sociales o cualquier otro.

Por no hablar cuando cobran un poco todos los meses para hacer un nada ningún mes.

(Y tentado estoy, Sancho, de señalar con nombre y siglas a algunos de estos malhechores -y malhechoras- pero voy a evitarme problemas con la sobada justicia que en estos tiempos rinde cuentas, antes con el malvado que con el bondadoso, en no pocas ocasiones -todo es cuestión de dineros-.)


Caballero soy armado, que corre el mundo para desfacer agravios y enderezar entuertos, y no podría sin esta mi lanza, en cuya punta está el hierro de la justicia, y sin esta espada que me sirve, y la paz de Dios sea con todos.

Capítulo IV de La nueva salida del valeroso caballero D. Quijote de la Mancha, tercera parte de la obra de Cervantes.

Para mí una máxima de mi trabajo es que el cliente es propietario de sus recursos digitales.

Léase aquí de sus perfiles sociales, de su alojamiento web, de sus dominios, de las suscripciones a los servicios X que le sean necesarios, etc.

Y pongo en cursiva lo de propietario porque el propietario real del recurso de software y hardware es quien presta el servicio a nivel propietario, por ejemplo, Meta -propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp, por ejemplo-, pero eso es otra discusión.

A lo que yo me refiero es que el perfil creado donde corresponda -Facebook, IONOS, Google…- para poder hacer uso de lo que se tercie es… mi cliente.

Él me cede el acceso, yo ejecuto la tarea y le genero unos resultados.

Cómic de la Editorial Romagosa inspirado en serie de dibujos animados producida por la misma editorial y que traslada a ese medio la obra de Cervantes.

No sé tú, si eres profesional, pero a mí es lo que me parece lógico con mi mentalidad de programador.

Y si eres empresa que contrata servicios toma buena nota porque eso es lo que necesitas y debes hacer para salvaguardar tu integridad de marca. Tus recursos no pueden estar en manos de terceras empresas o profesionales.

¡Es un disparate!

Repito, tú, como cliente eres quien me da acceso a mí, como proveedor del servicio -publicar textos en tu web o redes sociales, por ejemplo-, para operar en esos recursos en tu nombre.

O en caso de que no estén creados, entonces yo les daré de alta, en tu nombre, usando tus datos, tu email, tu teléfono. Y lo primero que haré será informarte de tu nombre de usuario y contraseña segura.

No es de recibo que quien ejecuta la tarea -léase publicar en tus redes sociales o hacer tu web- tenga tus dominios, tu alojamiento web o tu perfiles de acceso en propiedad y que te dé un acceso de nivel editor.

No es de recibo que quien recibe el servicio, el cliente, cuando se canse del programador, el community manager, el SEO, el diseñador, descubra que esos recursos que son suyos están raptados y que incluso se le pretenda cobrar una comisión o importe disparatado por «la gestión» para entregárselos de vuelta.

Tampoco es de recibo que utilice un CMS de desarrollo propio (casi siempre un WordPress o un Joomla tocado o un PrestaShop tocado a nivel de core donde lo que se hace es crear un backend vacío de múltiples capacidades de administración).

Máxime cuando el cliente no entiende las enormes y graves consecuencias que tiene eso para su pequeña tienda online para vender ramos de flores en su ciudad. O al menos no es de recibo hacerlo así sin informar adecuadamente de las ventajas (personalización y desarrollo de webapps) pero también de las enormes desventajas (entre ellas, vinculación exclusiva a un proveedor único).

No es de recibo que el proveedor del servicio sea el administrador de la fanpage o de la cuenta de negocio en Meta y que el cliente no esté ni como editor.

Ni es de recibo que tenga el acceso a Twitter, TikTok, canal de YouTube -esto es más grave porque según cómo se haya creado ni se podrá traspasar al cliente-, Instagram, Pinterest, página de LinkedIn… y que el cliente no tenga nada. Ni un miserable nombre de usuario.

O que la 2FA (doble verificación de acceso al recurso en cuestión) esté vinculado a un móvil personal del profesional o de la empresa prestadora del servicio (esto todavía me deja boquiabierto).

Personalmente creo que trabajar de esa manera es deshonesto por parte del técnico o empresa que presta el servicio.

Podemos ser más o menos creativos, tener mejores o peores ideas, tener maña para la elaboración de copys o la edición de imágenes o no tenerla y así un largo etcétera.

Pero la honestidad -integridad, transparencia- es algo muy sencillo de tener.

Son valores que no requieren de una sesuda formación.

Solo necesitas poner sobre la mesa todo lo que el cliente debe saber y no ocultarle nada.

Así de simple.


Por eso digo que mi especialidad, como don Quijote, es arreglar entuertos, porque no pocas veces llegan a mis manos casos como los aquí relatados de manera genérica y soy yo quien debe enfrentarse a la situación, a los proveedores que van a ser desplazados, para recuperar lo que es del cliente, para que no se le facturen importes descabellados por conceptos inusitados y para poner orden en su presencia digital.