Me convertiré al islam y defenderé que Canarias sea un protectorado de Marruecos

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Lo admito, puedes pensar que soy tonto y que escribo tonterías. Ni te lo rebato ni te lo respondo, bajo la cabeza y acepto que pienses así.

No pasa nada.

Pero, al menos, lee hasta el final y luego ya, si eso, piensa que soy tonto y que escribo tonterías.

Dicho esto…


Más querido que la firmeza del joven es el consejo del anciano.

Proverbio árabe (según marrakechlowcost.com).

Por qué me convertiría al Islam

Como afirma Pato Bonato en uno de sus vídeos, y con razón, te guste o no este youtuber argentino y migrante, Europa se enfrenta a una transformación poblacional que derivará, con toda probabilidad, en un cambio de paradigma que podíamos etiquetar como la nueva Europa islámica.

Y ojo, aquí no estoy escribiendo ni a favor ni en contra, sino intentando analizar una supuesta tendencia, más desde la ignorancia que desde el conocimiento, uniendo noticias e informaciones en un puzzle un poco forzado.

Pato explica que esto sucederá no por la fuerza ni por el miedo ni por ninguna otra razón catastrófica.

Más bien sucederá por un efecto biológico y natural: la natalidad.

El europeo y la europea no quiere tener hijos. No es una especulación ni una noticia reciente. Es una tendencia que se viene observando desde hace algunas décadas y que se acentúa cada vez más. Hay decenas o cientos de artículos que transcriben estudios y datos estadísticos oficiales.

Este es el disparador que ha impulsado, de hecho, a Europa (España incluida) a atraer migrantes y abrir las puertas.

Pero.

Porque hay un pero.

Pero, no es lo mismo que a tu país llegue población migrante que comparte cultura y se adapta a la existente (cosa que sucede cuando es progresiva y controlada) a que llegue una cultura que no comparte ni ideales ni valores, a la que le cuesta adatarse a una nueva manera de ser y hacer -o no quiere adaptarse, directamente- y que, además, llega de manera masiva y descontrolada.

Y esto no es una cuestión de ser fachilla o perr@flautilla, para nada. Eso es un hecho. Un hecho que Europa debería gestionar y no ir a rebufo.

Si la población musulmana que llega a Europa de forma masiva se agrupa en zonas geográficas específicas (lo que solemos llamar guetos) donde solo se relacionan con personas de su misma cultura y procedencia, lo normal es que en ese entorno surja un micro-país dentro de un país (y lo llamaremos gueto para desacreditarlo).

Si esas personas no tienen oportunidades y lo que se encuentran es más miseria además de la que ya tenían. O facilidades para estar sin esfuerzo. Pues la cosa se agrava.

Pero.

Porque aún no he llegado al pero.

Si esa población además tiene más hijos de media, si los tiene antes (edad media del padre o la madre primeriza en Europa, 30 años), el reemplazo generacional se acelera.

Más hijos, mucho antes implica que esa población crece más que la población que tiene menos hijos y más tarde.

Simple matemática.

(Y sigo sin criticarlo y tampoco posicionarme. Como mucho es posible que tú me hayas etiquetado pero hasta el momento no he criticado ni aplaudido la situación.)

Si en 50 años es posible que veamos partidos de corte islámico en los ayuntamientos y municipalidades o incluso en parlamentos regionales o nacionales (cosa que ya está empezando a ocurrir, aquí y allá).

Si en 50 años es posible que amplias regiones de Europa sean mayoritariamente pobladas por personas de procedencia árabe y religión islámica (cosa que ya está empezando a ocurrir, aquí y allá).

Es deducible que en 50 o 70 años vivamos una drástica reconversión de países europeos, tanto en su cultura como en su religión mayoritaria. Europa dejará de tener influencia cristiana (católica o protestante) para pasar a tener una amplia y profunda base islámica.

¡Podríamos llegar a ver la imposición de la sharía! (Aunque hoy suene a disparate.)

Y para la ley islámica, tú, ateo o cristiana, eres alguien a repudiar y expulsar.

Serás kafir. Un o una infiel. Alguien que desconoce el islam y no se ha convertido y no profesa fe a Alá.

Es posible que yo, en ese momento, ya no exista. O que sea una persona muy vieja, pero si quiero vivir en paz, la mejor opción es estudiar hoy el Islam e, incluso, convertirme al islam y en creyente y practicante.

Quizás suene a raro. Quizás suene a disparate.

O quizás no suene a tan disparate si oyes a personas como Samanta Villar decir cosas como las que ha dicho últimamente. Y nuevamente, no juzgo, analizo.

A mí este tema me suena a adaptarme a los cambios que, presumiblemente, se nos vienen encima.

(Y qué quieres que te diga. Me parece que el Islam, hoy, sin caer en los extremismos, es moralmente superior a la cultura occidental europea, especialmente en valores que para mí son importantes: la familia y la comunidad. O en temas tan problemáticos tradicionalmente en Occidente como el alcohol. Obviamente, existe el radicalismo, cierto. Igual que en nuestra cultura cristiana existe el Opus Dei -España- o existe el Ku Klux Klan -USA-. Nada nuevo. Y la inmensa mayoría de víctimas del radicalismo islámico no son los occidentales, son los propios musulmanes. Eso no es una opinión, son datos. Investígalo si tienes tiempo y ganas de saber.)


Por qué defendería que Canarias fuera un protectorado marroquí

Y ahora viene la segunda parte. Defender lo aparentemente indefendible.

O al menos me parecía indefendible.

Hasta que días después de estar dándole vueltas a este artículo leo que un ex-agente del Servicio de Inteligencia Español señala que Marruecos tenía (o tiene o podría tener o llámalo como quieras) un posible plan de ocupación de Ceuta, Melilla… y Canarias… a través de la ocupación pacífica por población civil de esos espacios físicos.

Algo así como la marcha verde.

Algo que no se puede evitar ni rechazar. ¡Porque, cómo vas a lanzar al ejercito contra población civil desarmada! Sería impensable. Un escándalo internacional y absolutamente denunciable. Más que el hecho propio de la ocupación.

Cierto es que Ceuta y Melilla se pueden ocupar por tierra pacíficamente con miles y miles de personas civiles desarmadas.

Canarias es más complicado. El territorio es inmensamente mayor comparándolo con las ciudades autónomas. Y luego está la insularidad. Necesitas apoyo por barco. Y el bloqueo, también pacífico, de esas embarcaciones tiene cierta viabilidad.

Pero.

Porque hay un pero.

España es heredera de lo que antaño, no hace mucho realmente, fuera un imperio. El mayor que existió. El más poderoso.

Y como todos los imperios, mueren. Y hoy España no es sino un resto moribundo de lo que fue. Está en fase terminal.

España morirá.

Nos puede gustar, o no. Querremos evitarlo, o no.

Pero pasará. Como ha pasado siempre, tantas veces, a lo largo de la historia.

  • ¿Esto es una suposición? ¡Sí!
  • ¿Basada en evidencias? ¡También!
  • ¿Implica que pueda llegar a pasar? ¡Quién sabe, pero…!

España es un país de países que existe apenas hace unos 500 años (siglo arriba o siglo abajo) como entidad política única. Y con continuos cambios. ¡Incluso Portugal formó parte de este país!

España se constituyó a partir de la unificación concertada a través del matrimonio o por la fuerza a partir de otros reinos. Reinos con sus propias idiosincracias. Reinos que eran países limítrofes -o así lo entenderíamos hoy-. Bueno, o al menos es la historia básica que nos enseñaban en EGB en los años ochenta. Supongo que el pasado no cambia porque cambien los fanatismos.

Así que este país es, realmente, un país de países. Sería mejor que fuera una unión de estados, como lo es EEUU, a que fuera lo que es hoy. Y terminará siéndolo. Con algunas regiones fuera y otras unidas por acuerdos. Es mi premonición. No para mañana ni para dentro de 20 años. Pero pasará.

¿Y qué pinta Canarias en todo esto? Siempre he creído -y es una opinión- que si hay una comunidad con fundamentos para la independencia ese es nuestro Archipiélago, si bien no estoy a favor de la independencia, no por otra cosa sino porque la clase política isleña, sea de un lado o de otro, me parece patética, una maldita casta que usa el populismo para prosperar a costa de lo público. Insisto, de un color y de otro, no se salva nadie.

Con esos mimbres, al menos yo, no quiero una región independiente. Quiero que esa casta quede sometida a una entidad superior, léase España y Europa hoy, léase Marruecos en una hipotética realidad futura.

Por otro lado, como freelance o pequeño emprendedor, la política marroquí al respecto es más beneficiosa que la española, que parece que quiere eliminar autónomos de la Seguridad Social acercándonos a la media europea (creerán que eso bastará para tener grandes empresas y tener un cambio cultural al respecto, ingenuos).

Y en cuanto a la protección del territorio, para el malote gringo, Marruecos es un país estratégico hoy, diría quizás que incluso más que la piel de toro bajo la que nos guarecemos.

Lo que puedes aprender de esta rara reflexión

El mundo cambia constantemente, te puedes revelar y desaparecer o te puedes adaptar y perseverar, tú decides.

Lo cierto es que las noticias, los indicios y las quimeras de los conspiranoicos apuntan en cierta dirección. Suponer o deducir entra en el ámbito de la pseudociencia y la especulación peregrina y más cercana a la numerología que a la estadística.

Pero.

Porque hay un pero.

Que el mundo cambia, a veces de manera progresiva y poco a poco, dando tiempo a hacer adaptaciones no dolorosas, pero tras de manera agresiva y rápida, sin dar tiempo a asimilar lo que está sucediendo, es un hecho innegable.

Dentro del proceso de duelo de la pérdida de tu zona de confort, cuanto antes pases de la negación a la aceptación y la adaptación mejor.

Que puedes quedarte estancado, o estancada, en la negación, tan cierto como que yo escribí hace tiempo y tú lo estás leyendo ahora. Incluso el orgullo puede hacer que no pases de la fase de negación.

Y eso derive en dolor.

O, incluso, en desaparecer.

Pero si avanzas rápidamente, muy rápidamente, hacia la aceptación y la adaptación, podrás sobrevivir.

Y no sé tú. Yo quiero perdurar lo que se me permita, en esta vida, perdurar.

No tengo prisa en desaparecer. Ni en que desaparezcan mis proyectos.

¿Y tú?

Salam aleikum.