Quede dicho por delante que no hay ningún rencor personal con la Sociedad de Desarrollo ni con las personas que se involucran y organizan Tecnológica Santa Cruz. De hecho, con sus luces y sus sombras, deberíamos en este mundillo de sentir el orgullo de estar ante uno de los eventos más longevos en su categoría en este país de países que es España, tal y como señaló José M. Rodríguez Macías, a la sazón Director de Eviden Canarias (del grupo ATOS), en su ponencia el jueves 14 de marzo por la mañana. Sin duda, coincido con él.
Pero…
Aclarado eso, que no servirá de nada porque seguramente más de una persona se lo tomará como algo personal, yo no puedo evitar dar mi opinión como hice en el pasado. Porque quiero, porque puedo y porque algo sé de lo que hablo.
Pero sobre todo porque de cada 10 horas que me paso delante de un ordenador configurando un WooCommerce, peleándome con META Ads, editando una plantilla en Canva, retocando el core PHP de ese PrestaShop que llegó a mis manos ya retocado, edito vídeo o escribo este mismo artículo para no olvidarme de mí mismo como profesional… el Estado se queda con 4:30 horas de productividad.
Así que al menos 1 euro de todo el coste de Tecnológica lo pago yo, como contribuyente. ¿No crees? ¿Algo puedo decir?
La mejor Tecnológica de toda su historia
Y voy a empezar por los halagos. Cuando mi grupo de adultos con ganas de comerse el mundo, emprender y encontrar una nueva oportunidad que está formándose en Posicionamiento web y Marketing Digital en Buscadores me propuso asistir yo solo pensé en el típico día de Tecnológica, el día de las charlas y las master class por algunos profesionales. Un evento de 3 ó 4 horas donde buenos profesionales locales se mezclaban con cantamañanas traídos de allende los mares.
Pero no. Este año no era así.
Este año el evento constaba de 3 días.
El día 13 se celebró el TecnoFight, donde subías al escenario en el TEA, muy cerca del Teatro Guimerá, ubicación habitual tradicional del evento, para compartir historias de… ¡fracaso!
Ya hace años que abandoné la idea de seguir proponiéndole a FIFEDE y otras organizaciones insulares y regionales hablar del fracaso y enseñar a gestionarlo a las nuevas generaciones de emprendedores. Todas mis propuestas acabaron en la papelera porque nadie, especialmente FIFEDE, quería oír nada al respecto. La Sociedad de Desarrollo tampoco.
¡Pues lo han hecho!
Luego vino el día 14 con el evento central, la propia Tecnológica Santa Cruz, con ponencias de popes por la mañana (leer 2ª acepción del diccionario para cultura popular); ponencias de los pros por la tarde (quien me lea y venga del mundillo ciclista, entenderá).
Sorprendido acudo el día 14 por la mañana esperando otra vez invitados que venían a explicar a los profesionales de aquí lo que los profesionales de aquí ya hacen.
Pero no.
Encontré a 5 ponentes de 5 empresas y proyectos con sede en Tenerife que están desarrollando tecnología punta en Tenerife. ¡Maravilloso! ¡Por fin! (A ver, no es que antes no lo hubiesen hecho, pero toda la mañana y en exclusiva dedicado a ponentes de aquí, en fin, no digo que no, pero no lo recuerdo.)
Y por la tarde 9 masterclass de 9 grandes profesionales, algunos conocidos, otros u otras no tanto, que venían a aportar mucho y bastante a quien asistiese.
El gran remate de esta edición vino el fin de semana del 15, 16 y 17 de marzo con la celebración de la TecnoPlay, una especie de imitación de nuestra querida TLP. Y la verdad, aunque no asistí, es que la organización, los actos y todo lo que giró alrededor de esta parte del evento no tuvo que envidiar a la TLP… salvo por una cosita.
Y ahora sí, saco el cuchillo
Porque si algo ha destacado a este evento tan guapo, tan interesante, con gente tan estimulante y motivadora ha sido… la total desafección, desconexión, falta de asistencia, desinterés y desilusión en nuestro sector profesional.
Y contaré algunos detalles e impresiones personales al respecto para que se me entienda.
Como ya he dicho, solo presté atención al día 14, al evento central, al que asistí por la mañana. Me puse medianamente guapito, como suelo ser yo, baquero y una de mis camisetas más chicharreras de mi colección de camisetas con eslóganes raros, desodorante, los huevillos lavaditos, un buen cepillado de dientes y para abajo que me voy con toda mi clase.
La cuestión es que yo iba mentalizado en empezar a saludar ex-clientes, ex-compañeros, ex-empleados, ex-competencia, ex-aliados y ex-enemigos. Tal y como recordaba de otras Tecnológicas.
Porque si algo hacía destacar este evento era el momento de la entrada, esa hora antes, y el momento de la salida, esa hora después. Y en algunos el intermedio.
Un momento para saludar, comentar, exponer proyectos, intercambiar tarjetas, criticar a los que estaban al otro lado de la sala, reírse de los y las valientes que se habían subido al escenario sin saber lo que eso significa.
Era un momento para encontrar oportunidades, generar ideas, testar como estaba el mundillo tecnológico en la isla y de ahí salieron parejas, socios, amigos, proyectos, ideas innovadoras y algunas peleas.
Pero no. No encontré nada de eso. Cuando llegué a la plaza del Teatro Guimerá quedé impactado al ver un montón de niños y niñas de la ESO, puede que algunos de BUP. Miro a un lado y a otro y apenas consigo saludar a dos leyendas de la isla y el mundillo de la comunicación y la tecnología. Creo que estaban tan impactados, él y ella, como lo estaba yo. ¡Dónde estaba la gente!
Simplemente, no estaba.
No sé si algo tuvo que ver lo abandonada que están las redes del Teatro Guimerá que no están haciendo ninguna difusión, la escasa relevancia que ha tenido los propios perfiles de Tecnológica o los alicaídos que se les ve a los de la Sociedad de Desarrollo en lo digital, la escasa presencia en medios o los casi seguro sabotajes de la oposición de turno, que ni idea de quienes son.
No tengo ni idea de los motivos.
Pero si no llegan el Teatro de niños y niñas, las personas que se subieron al escenario se habrían encontrado a no más de 100 personas desperdigadas por el anfiteatro y la platea. La planta primera, desde mi ubicación en la 2ª planta, lado derecho, estaba absolutamente vacía. No sé en el lado izquierdo si habría alguien. En el patio de butacas solo se veían esos disfraces tan lindos y graciosos que llevan los niños y niñas de colegios concertados más alguna calva o alguna profesional despistada.
¡Con el speech que me gasté yo con mi clase instándolos a que buscaran e hicieran contactos! Si no les llego a llevar la presencia adulta hubiera sido menos que anecdótica.
Luego he estado preguntando por el TecnoFight (¡ojalá le hubiera prestado atención!) y el TecnoPlay. Al parecer, más de lo mismo. Y es algo que se puede intuir viendo el vídeo resumen del primero y las escasas fotos del segundo. En la sesión de la tarde de TecnológicaSC (no estuve, repito) el aforo no llegó al 50%.
¡Pero qué ha pasa’o misielo!
Y ahora qué
He tanteado aquí y allá la opinión de algunas personas que asistieron, más allá de mi clase de Posicionamiento Web, y las impresiones han sido las mismas, o incluso peores.
En palabras de alguien a quien no citaré, esto va a suponer el fin de Tecnológica o un punto de inflexión y reinvención. Espero que sea lo segundo.
La Sociedad de Desarrollo y el Ayuntamiento de Santa Cruz no deberían de permitirse gastar un presupuesto en organizar un evento, por otro lado tan atractivo y bien organizado, para luego rellenarlo con niños y niñas de la ESO.
Lo que por otro lado podría ser una buena idea. Que el evento de la mañana sea divulgativo y orientado a estudiantes para inspirarlos y motivarlos hacia un futuro tecnológico y emprendedor.
Pero si es así que no se venda coon un evento profesional porque están engañando. Los y las ponentes no hablan de la misma manera si su aforo son estudiantes que si son profesionales. No explicas las cosas de la misma manera ni te preparas la exposición de tu libro igual.
Deben hacer una reflexión profunda sobre lo que ha fallado para no haber motivado la asistencia.
Y no es porque el mundo tecnológico haya muerto. En absoluto, son muchísimas más las personas las que trabajan en marketing digital, tecnologías informáticas, startups y todo este mundo en la isla. Y en Santa Cruz especialmente.
Solo había que haber ido y haberlas invitado.
Sé que los medios de prensa insulares no habrán sido de mucha ayuda porque lo primero que habrán hecho es poner la mano para pedir dinero. Después de todo ya no quedan medios locales. Todos (sí, también Diario de Avisos, ahora del grupo de El Español) pertenecen a grandes empresas especializadas en tener una enorme masa de medios locales (como Prensa Ibérica, actual propietaria de El Día).
Así que bien por línea editorial o por avaricia no habrán hecho ni caso a las notas de prensa.
¡Pero, señor, o señora! ¡El dinero que te gastarías en esa gente te lo gastas en Google Ads y Meta Ads y en LinkedIn y en X (el artista antes conocido como Twitter) de Elon y en TikTok y vaya que todo el mundo se entera!
Añade algunos concursos, sorteos, premios, añade que a través de las empresas patrocinadoras puedan repartir invitaciones pero con la condición de que hagan algo en el evento que haga venir a las personas invitadas, añade a grupos de estudiantes de último curso de ULL y de las universidades privadas que pululan por la isla, a grupos de Ciclos de Grado Superior de varias ramas tecnológicas, invitaciones a empresas tecnológicas.
No sé. Igual se ha hecho. Pero si se ha hecho y el resultado a sido cero tal vez hay que revisar el cómo se ha hecho.
Puede que se haya hecho al estilo funcionario: enviar un email.
¡Cuándo aprenderán que el mundo de la empresa no funciona con un horario de fichar a las 8 para luego desayunar, empezar a las 9 y ponerse a recoger a las 2 para ir fichando la salida a las 3!
Cuando aprenderán que el mundo de la empresa es un no parar, un no respirar, un producir sin pausa y un corre-corre constante. Tienes que visitar, tienes que rogar, tienes que comprometer y sobre todo tienes que ofrecer beneficio claro para impulsar que se esté presente.
Y sí, es posible que alguien se ofenda con lo escrito.
Qué le voy a hacer. Muchas y muchos ya me conocen. Llevo tocando las narices con mis ideas más de 20 años, aquí y allá, en mi nombre o con otros nombres. Pero nunca ha sido malicia. Palabrita de angelito.
Ojalá que más allá del ego ofendido, si fuera el caso, que no lo creo, haya un neocortex brillante al que le dé por analizar exhaustivamente lo sucedido, analizar las diferencias entre las expectativas y el resultado.
Y al equipo que aún se debe estar lamiendo las heridas del disimulado fracaso de asistencia le diría lo mismo que decía mi abofeteador de woke-bros de cabecera:
No dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Si tienes un sueño, ve a por él. Punto.
Will Smith interpretando a Chris Gardner
En busca de la felicidad (2006)
Fuente de la fotografía de la entrada: Facebook de Tecnológica Santa Cruz.
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